domingo, 13 de mayo de 2012

EN UN DÍA MUY ESPECIAL....



Buscando entre los viejos papeles que conservo, encontré una poesía titulada “La Balada del Retorno”, escrita por Rubén C. Navarro*. Cuando terminé de leerla, mi mente y mis recuerdos estaban con mi madre. Todas las épocas de la vida son hermosas, pero ¡qué bonitas eran aquéllas cuando compartíamos con nuestra madre todas las horas del día! Ella es nuestra confidente, la que conoce las debilidades, la dureza de carácter, lo que es nuestro deseo de hacer con nuestra vida, los sueños y las alturas que anhelamos conquistar (como esta Maestría). Aún siento sus angustias y largas oraciones al Dios Todopoderoso; sus temores y sufrimientos cuando las cosas no van bien; su desprendimiento a favor de los hijos, su fe y la esperanza que siempre ha tenido hacia con las cosas de uno. Así es mi madre, como la madre de ustedes, la que está o la que se haya ido. Así son las madres y es por eso que el Señor las hizo, porque nadie las puede reemplazar a excepción de la Madre de Dios, que también es nuestra madre. La Reina del cielo nos protege ahora como lo hacía nuestra madre de la tierra. En Ella encontramos un puerto seguro donde es imposible naufragar. ¡Benditas sean todas las madres que se preocupan de sus hijos, las que los reciben con los brazos abiertos después de mucho tiempo de no saber de ellos, las que los perdonan a pesar de sus errores, las que los abrazan y los besan sin tomar en cuenta sus defectos! Para todas ellas, va ese escrito que encontré empolvado... pero que me hizo recordar el significado de un día como hoy que es que el Día de la madre es todos los días:

Con los cabellos blancos y el corazón marchito,
de mis luengas andanzas vuelvo a ti madre mía.
Está mi pobre carne llena de cicatrices, tengo hambre y sed,
y vengo con la alforja vacía.

Se me fueron las noches en contar las estrellas,
se me fueron los días en mirar una flor,
se me fue la vida en hacer una estrofa, en crear un castillo
y soñar un amor.

Dejé tu santa casa, el buen pan de tu mesa,
el vino de tus odres y el calor de tu hogar,
y me fui por el mundo sediento de aventuras,
en aras del ensueño y en brazos del azar.

No pregunté a la suerte qué fin me deparaba,
ni a la vida por donde me tendría que llevar.
Cerré mis pobres ojos, tristes y visionarios,
bendije mi destino y me eché a caminar.

Partí mi pan humilde con el hermano hambriento,
di mi consuelo al triste, mi compañía al viador
y en las noches sin luna encendí devotamente mi lámpara de amor.

Dormí donde la noche me sorprendió: en la tienda de los húngaros
nómadas, en la errante carreta de los titiriteros,
en el mísero hostal donde albergan mendigos,
o en el camino real. No hubo fiesta de pueblo,
ni circo de plazuela donde no estuviera riendo de la vida a
carcajadas como todo mortal.

Si la buena suerte me obsequió con una moneda, en una sota o en un
rey se perdió.

Y entonces me decía filosóficamente: si la suerte la trajo, ella se la llevó.
Amé con toda el alma a todas las mujeres que en mi loca aventura y a
mi mano encontré. A unas por buenas,
a otras por bonitas y a las demás, ni yo mismo supe
por qué.

Pero como en todas puse mi delicado espíritu, mi corazón bohemio
errante y trovador, todas me escarnecieron,
todas me abandonaron y todas me dejaron mal herido de amor.

Aquí me tienes madre, lleno de cicatrices y de horror por la vida. Madre
mía, pequé. Tú que sigues todos los ejemplos de Cristo, recíbeme y
perdóname por lo mucho que amé. Aquí me tienes madre mía,
consuélame, perdóname, cobíjame en tus alas con santa pasión,
recíbeme en tus brazos amorosos y tiernos, y apriétame llorando contra
tu corazón.

*.- RUBÉN C. NAVARRO (1894-1958) Nació en el año de 1894 en el pueblo de Tangancícuaro, Michoacán. Estudió en el Seminario de Zamora Michoacán, en dónde también estudió Amado Nervo; Abandona el Seminario y se incorpora a la Revolución Mexicana en 1910. Es nombrado Diputado en el Congreso de la Unión en dónde lanzó la iniciativa para crear el premio Nacional de Literatura: fue Director del Internado de Niños; Ocupó el cargo de Cónsul General en San Diego California y en la República del Brasil, entablando en ese entonces vínculos muy estrechos de amistad con la Poetisa Chilena Gabriela Mistral. Publicó desde el año 1918 libros de versos como: La Cíngara y otros poemas, Cancionero del Villorrio, Este era un Rey, Copas Vacías, Lunas de Otoño, De mi bosque Durmiente, La Torre del silencio, Torre de Marfil, Breviario del amor y el dolor, la divina locura, el Libro de Ella, Tu, Las Voces Cardinales, Ritmos de Otoño; En la actualidad en el libro gratuito de la Secretaría de Educación Pública tiene en sus paginas un poema de Rubén C. Navarro llamado: El Romance de las Estrellas. Dentro de sus poemas más conocidos se encuentran El Cristo de mi Cabecera, Sirve más Vino, Tabernero, Bienaventurados, El cristo de mi Pueblo, Salutación, Silenciosamente, Resignación, Está muy bien, Quien pudiera ser Monje, Al buen Jesús, Tu Amor es un Martirio, Que cosas de Sor María, Yo el Rabí, Reza, Mírame Sultana, La muerte Pasa, Nuestras Almas Serán Águilas, Doña Blanca de Nieves, Al Caballero Don Quijote (primer premio de los juegos florales de Tampico Fiesta de la Raza 1916), Ruego, Romance del Carretero, Balada de los tres visionarios, La Balada del Boyero, Romance de la Aguadora, Navidad, Arrullo Final, Romance del Eterno Viaje, etc.

3 comentarios:

  1. Que bonito.. un regalo del cielo, sin duda. La mia es la mejor, gracias a Dios aun la tengo. Que este bien prof.

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  2. Muy especial....nuestras madres son muy especiales y debemos amarlas , valorarlas y respetarla por siempre...ella siempre nos esperan, nos consuela y siempre están hay cuando mas las necesitamos...muy bonito su poema

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  3. Madre solo hay una sin duda alguna, no todos somos buenos hijos, pero el buen hijo vuelve a casa y cuenta lo que le pasa, linda la poesía nos sirve de reflexión, para dar a nuestras madres regalos como ser buenos gerentes. gracias profesor por tan linda poesía

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